miércoles, 11 de mayo de 2016





PARA MI MADRE DULCE Y BELLA

Con palabras de oro y con versos de mi corazón
al mundo extiendo el fuego mi bella poesía,
para que alumbre y brille junto a mi madre
para que siempre se eleve su grandeza y pureza.

Para mi madre dulce y bella como una estrella,
esto es mi hermoso cantar del alma mía
esto es mi humano sentir con amor de hijo,
esto es mi presente florecer a su imagen y semejanza.

Madre altísima, mi diosa y gloria eterna,
eres de oro puro, tesoro y riqueza de gran valor.
Eres mi gran amor de toda la vida.
En ti hallo la felicidad que me falta.

A cada instante digo, muchas gracias madre.
Yo sigo las normas de tu enseñanza:
defiendo el lenguaje de paz y felicidad,
soy libro y poesía, soy flecha y martillo,
soy la fibra de trabajo y de lucha diaria.

Entre la flor y mi madre, hay suma diferencia.
La flor es débil por muy hermosa que sea,
en seguida, se deshoja y se marchita;
en cambio mi madre, es fuerte y sublime
con una mezcla de oro y acero templado.
Ejemplo de heroísmo y coraje, ejemplo de ser fuerte en la vida.

Madre, me abrigas en tu volcánico y valiente latido.
Contigo no tengo temores ni tengo flaquezas.
Yo crecí en tus brazos perfumados con el cariño del campo,
bebiendo de tu manantial inagotable, el alimento nutritivo.

La única riqueza que llevo en la vida,
es el amor de mi madre.
La llevo en la profundidad de mi alma entera
siempre sensible, tibia y dulce, calurosa y fresca.
                                          (Adani Jovaldino).

Lima, 04 de mayo de 2016.